Prologo:
Por Alexandra Sapoznikow
Foro para la Conservación del Mar Patagónico,
Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco
El Convenio sobre Diversidad Biológica estableció entre sus objetivos para el desarrollo sostenible la protección de por lo menos el 17 % de la superficie terrestre y el 10 % del océano para el año 2020. Lejos de haber cumplido esa meta, los países signatarios proponen llegar al 30% de la superficie del planeta protegido para el año 2030. Las instituciones científicas durante las últimas décadas han propuesto programas de investigación pretendiendo dar respuestas para la toma de decisiones: ¿cuáles son los sitios prioritarios para la conservación?, ¿cuáles son las especies que merecen especial atención?, ¿cuáles son las comunidades humanas más afectadas por la pérdida de biodiversidad? La información es reunida en miles de publicaciones internacionales firmadas por paneles de expertos, con la esperanza de que la razón y el método sistemático y objetivo detrás de la obtención de esos datos sean suficientes para que los gobiernos y las industrias actúen responsablemente o para que los consumidores cambien sus hábitos en pos de un ambiente saludable. Y sin embargo, pareciera que la información nunca es suficiente.
Probablemente el principio precautorio debiera alcanzar para tomar decisiones cuando la ciencia no puede aportar datos contundentes, si nuestro sentido común y el corazón nos advierten que la naturaleza humana o más que humana se verán afectadas por el avance de actividades contaminantes, extractivas y destructoras. Sin embargo pocas veces se toman decisiones en base a lo que dicta nuestra sensibilidad. Dicen que no se puede conservar lo que no se conoce. La ciencia se ha ocupado durante muchos años en ser la voz válida para dar a conocer. Pero ha fallado en generar ese sentimiento de pertenencia necesario para que la ciudadanía decida movilizarse para cuidar su lugar. Es el momento de buscar nuevos lenguajes para dar a conocer la belleza de este planeta así como sus problemas. Mientras la ciencia explica y razona, el arte transfiere sentimientos. En ese sentido, el cine puede transportarnos en un abrir y cerrar de ojos a lugares remotos, culturalmente diferentes, o incluso mostrarnos nuestra cotidianeidad de tal manera que nos ayude a comprender algo que éramos incapaces de percibir.
El Patagonia Eco Film Fest es una oportunidad de descubrir y conectarnos con las problemáticas socioambientales de nuestro entorno local y global, una invitación al disfrute de la naturaleza y a la búsqueda conjunta de soluciones. Dejemos descansar nuestra mente y dispongámonos a sentir, para actuar en consecuencia.
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